
Juan María Traverso ganó en 31 ocasiones en el TC con Ford. La última se dio hace 26 años al pie de la sierra La Barrosa de Balcarce.
Días más, días menos, es época de poner en foco a quien es uno de los referentes icónicos de nuestro automovilismo. Juan María Traverso fabricó miles de kilómetros de pasión en los que fue cosechando anécdotas y desparramando enseñanzas.
Quizás hoy sus dichos y su manera de ver y sentir el automovilismo encontrarían resistencias o pocos adeptos. Pero eso, en todo caso, quedará para quienes no tuvieron la fortuna de disfrutarlo. Sin embargo, el paso del tiempo no ha diluido la figura del ídolo de Ramallo, todo lo contrario. Porque se lo extraña y desde Tribuna 2 lo recordamos porque se han cumplido 26 años su última victoria con Ford, una de las marcas que lo cobijó en su extensa y rica carrera.
En el TC fueron 46 halagos para el de Ramallo, que cosechó media docena de títulos: tres con Ford (1977, 1978 y 1999) y tres con Chevrolet (1995, 1996 y 1997).
Pero, la efeméride en cuestión nació en 1999 al pie de la sierra La Barrosa. En el autódromo de Balcarce, ése de tribunas naturales, el Flaco se quedó con la 10ª fecha del campeonato, en la que dominó de principio a fin. Con el Falcon violeta, Traverso marcó la pole, ganó la primera serie, con toque y polémica incluído con el Pato Silva. Ernesto Bessone y Marcos Di Palma se impusieron en las dos restantes, pero la Dodge de Tito sufrió un problema eléctrico con lo cual debió largar desde la calle de boxes.

Entonces, la partida quedó abierta para el clásico. El Flaco y Marcos le inyectaron pasión para armar un nuevo capítulo de Ford y Chevolet. Eran tiempos de rivalidad dura entre los dos.
Traverso dejó que se fuera adelante el arrecifeño, porque el campeonato estaba en el primer escalón de las premisas. Sin embargo, Marcos se pasó de ansioso, entró en trompo y le sirvió en bandeja la punta a Juan Maria Traverso, que postergó a Omar Martínez y Diego Aventín, también integrantes del podio. Sin embargo, el Gurí fue excluido en técnica, con lo cual Marcos Di Palma heredó el tercer lugar, mientras que completaron los 10 primeros: Fabián Acuña (Chevrolet), Emilio Satriano (Chevrolet), Eduardo Ramos (Ford), Edgardo Lavari (Dodge), Raul Sinelli (Ford), Miguel Angel Etchegaray (Ford) y Roberto Urretavizcaya (Chevrolet).
Aquella victoria en Balcarce representó la 46° en el historial propio del ramallense, quien mostró un dominio abrumador en el TC, puesto que así logró 31 triunfos con la marca de General Pacheco.
Los días del Flaco con forma de óvalo tuvieron matices, pero además una raíz. Esa que significa el 31 de octubre de 1971, en la Vuelta de Pergamino, cuando apareció con un Torino rojo. Tenía 20 años y el estreno lo trató decentemente, puesto que terminó quinto en la primera serie. No pudo cerrarlo con un buen resultado en la final a raíz de un inconveniente mecánico que lo dejó fuera de carrera.
En 1972 le llegó el placer de saborear su primera victoria con ese mismo Torino, en la Vuelta de 25 de Mayo. Pese a su escasa experiencia, al mismo tiempo, armó un duelo atrayente con dos cucos de la categoría y del equipo oficial Ford: el tucumano Nasif Estéfano y el cordobés Héctor Luis Gradassi.
Fue evidente que hizo ruido en Pacheco, a tal punto que en 1973 fue contratado por el equipo oficial Ford, con el que debutó en mayo en la Vuelta de Salto, que se corrió por caminos de Arrecifes. Aquellos primeros trazos con el Ford oficial desembocaron en noviembre de esa temporada, cuando llegó su primer triunfo con el Falcon preparado por otro monstruo del automovilismo: el “Polaco” José Miguel Herceg.
En tanto, debieron pasar cuatro temporadas para que se quedara con el primero de sus tres títulos con la marca. Para ello, fueron siete victorias en el ’77 y sumó ocho en el ’78 con el Falcon oficial para el segundo cetro consecutivo.

Más adelante, ya en la década del 80, cambió de monta pero no de marca. Es que se incorporó en 1983 al equipo West de los hermanos Oscar y Tony Aventín, en el que guió el Ford 80, con el que ganó en el autódromo porteño, en donde marcó el hito de superar el récord de victorias en ese escenario del Aguilucho Oscar Gálvez.
Golpe de timón
En 1998, Juan María pegó un golpe de timón y decidió dejar Chevrolet, con el que había dominado con amplitud para armar un Ford. La idea era emparejar la categoría en función del espectáculo. En la primera temporada no pudo defender el 1 que había logrado con el Chivo, para colmo de males protagonizó un serie accidente en el autódromo Rotanda de Mar de Ajó, pero muy distinto fue en 1999. Ganó dos competencias, levantó el título y dejó el TC, a raíz de enormes diferencias con la dirigencia de la ACTC.
Con un Ford, el Flaco, que trascendió marcas, escaló a lo más alto en 31 ocasiones. Y fue en estos escenarios, aunque repitió en varios: 25 de Mayo, Vuelta de Olavarría, Vuelta de Córdoba, Vuelta de Allen, autódromo General San Martín, Gran Premio Argentino, Vuelta de Olavarria, San Miguel del Monte, Vuelta de Villa Carlos Paz, Vuelta de Bahía Blanca, autódromo General San Martín -en tres ocasiones durante 1977-, autódromo Oscar Cabalén, autódromo de Las Flores, Vuelta de Tandil (1977 y 1978); autódromo General San Martín, Vuelta de Olavarría, Vuelta de Laboulaye, Vuelta de Salta, autódromo de Las Flores, Vuelta de Tandil, Gran Premio Argentino, autódromo General San Martín de Mendoza, Vuelta de Necochea, autódromo General San Martín, Vuelta de Punta Alta, autódromo Parque Ciudad de Rio Cuarto, autódromo Sudamericano de Olavarría y autódromo Juan Manuel Fangio de Balcarce.
Con uno u otro, oficial o privado, propio o contratado, el Flaco dibujó una línea continua que atravesó los tiempos. Esta vez la copa la levanta desde su estrella con forma de Ovalo. Mañana será con otro dibujo, porque no fue de nadie. Fue de todos.
