Historias mínimas

Oscar Sola: de futbolista y DT a banderillero y director de pruebas

Oriundo de Rufino, Oscar Sola comenzó a jugar al fútbol, cuando se retiró fue entrenador y luego se metió de lleno en el automovilismo.

Oscar Sola empezó en el automovilismo de grande. Si bien siempre le gustaron los fierros, su vida estaba dedicada al fútbol. Arrancó con su primera pasión en el baby y hasta los 30 años jugó en Primera en el club de su ciudad natal, Rufino, Santa Fe. “Me decían el Gringo Scotta, por la potencia que tenía”, le dice a Tribuna 2.

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Una lesión en el tobillo lo obligó a colgar los botines y se dedicó a ser entrenador, ya que le ofrecieron un cargo como formador en las escuelitas de fútbol y en las inferiores.

La situación lo superó y a su vez todo fue evolucionando, por lo que decidió hacer el curso de director técnico de la AFA. Logró que 120 chicos de Rosario Central viajen hasta Rufino para tener un encuentro de fútbol con los chicos de su club, entre tantas cosas.

Con el curso de técnico finalizado, Oscar empezó a tener relación con Ángel Tulio Zof, gloria del Canalla, y a trabajar en Central. “Con Ángel charlaba todas las mañanas, ayudándolo en el club”, cuenta. Pero por un cambio de la coordinación general del club, decidió volver a Rufino para seguir siendo entrenador allí.

De las canchas a las pistas

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Sola, como banderillero, en el autódromo de Posadas.

Después de la muerte de Norberto “El Negro” Polinori en la vuelta de Rufino en 1967, el Auto Moto de la ciudad se fue a pique. Con el pasar de los años, se armó un zonal en el que llegó a haber 45 autos. En un principio era un óvalo y ahí lo convocaron para ser banderillero por primera vez. “Me subieron arriba de una torreta, que era un peligro, porque pasaban los autos por abajo. Así y todo, un día me picó el bicho de querer ir al TC”, relata.

Se propuso trabajar en el Turismo Carretera y el 5 de julio de 1996 lo citaron para presentarse en Buenos Aires. “Éramos como 40 personas, todo el grupo de banderilleros que veníamos de la ruta”, recuerda.

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Sola comenzó con tres carreras de prueba, ad honorem, por amor a la riesgosa profesión. En la tercera carrera, en Nueve de Julio, le confirmaron que quedaría en el grupo de banderilleros oficiales para el TC. Fue auxiliar de pista durante 28 años en la máxima. “Hubo varios años que hacíamos Turismo Nacional, TC2000, Top Race, TC fue una época hermosa. Imposible saber la cantidad de carreras en las que ejercí”, manifiesta, recalcando que lo mejor como banderillero fueron los momentos compartidos con sus colegas, los mil viajes y las anécdotas.

Pero también hubo malos momentos, los peores, cuando tuvo que interceder en accidentes trágicos. “El que más me marcó fue cuando perdieron las vidas Raúl Petrich y su acompañante Oscar Lofeudo (Rafaela 1998), porque ellos me dieron una mano muy grande en mis inicios”, se lamenta.

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Hoy, el rol de Oscar dentro del automovilismo cambió, porque es director de pruebas. “Ahora llego los martes a los circuitos, en la que se me entrega una planificación para llevar a cabo de requerimientos que necesitan los autódromos. Los sábados y domingos de actividad estoy a disposición de la pista”, detalla.

Y agrega, orgulloso de su actividad, dejando una enseñanza para los chicos que persiguen sueños: “Si no disfruto, no lo hago, porque no sirve. Si estás haciendo algo que no te gusta, se hace insostenible. Hay que ser responsable con lo que uno hace, pero con pasión y esfuerzo, todo se logra”.

Tiziano Muciachio
Por Tiziano Muciachio
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