Franco Colapinto: ¿será el componedor de una relación sinuosa?
Aquellos a los que “las nieves del tiempo platearon su sien”, como dice el tango “Volver”, casi que nos habíamos desacostumbrado.
La Fórmula 1 era un clásico en la década del 70 y 80, sobre todo, con Carlos Reutemann como el gran responsable, aunque luego aparecieron otros. Brabham, Ferrari, Lotus y Williams se quedaron, cada uno en su momento, con la simpatía del hincha argento.
Pero con Williams quedó algo por resolver, algo que no ha cerrado aún, que data de 1981 y que a partir del fin de semana en el mítico autódromo de Monza, Franco Colapinto tratará de aplicar cicatrizante y sanación a una relación sinuosa.
Cómo olvidar aquel cartel que adornaba los boxes de Jacarepaguá: Jones-Reut. Era y fue la raíz del conflicto que puso a la escudería inglesa en la galería de los enemigos para los fierreros argentinos. La rebeldía del Lole hizo que hiciera caso omiso a las indicaciones de Sir Frank (Williams), ganó en Brasil bajo la lluvia, y desde allí no hubo perdón.
El Gran Premio de Las Vegas de 1981 podía darle el ansiado título de la Máxima al santafesino, pero no pudo ser. Una falla en la caja de velocidades lo dejó lejos de todo y, por un punto, el brasileño Nelson Piquet pintó el 1. La victoria fue de Alan Jones, con el otro Saudi Williams, y el equipo celebró. Nadie -o pocos- recaló en que se había perdido un título.
Esa relación semi quebrada, siendo optimistas, se extendió por poco tiempo, apenas un puñado de carreras en el 82, ya que Reutemann decidió el retiro de la Máxima. En su lugar llegó el recordado finlandés, Keke Rosberg, quien se coronó campeón con el FW08, que diseñó Patrick Head, uno de los enormes ingenieros que pasaron por la F1.
Por ello, esa herida quedó abierta, pese a que por las filas del equipo de Frank Williams pasaran otros argentinos, como los ingenieros Ricardo Scalabroni y Sergio Rinland, quienes aportaron sus conocimientos en la era de los motores turbo, en este caso Honda, y que le dieron a Piquet la posibilidad de su tercer título en 1987.
El cetro de la Máxima no se le dio al santafesino, pero dejó fotos y situaciones estampadas en su paso por el equipo británico. Hilvanó un récord de sumar en 15 carreras y cómo olvidar la victoria de “Lole” en el GP de Mónaco 81, que también se recuerda por el llanto en pleno relato del recordado Héctor Acosta por Canal 7.
Desde el fin de semana, sin aquellos protagonistas, Franco Colapinto empezará a escribir y diseñar una nueva página de una relación con vaivenes históricos, y sinuosa, entre Williams y los argentinos.