
La historia deportiva de Omar Darío Bonomo empezó, como la de muchos pilotos de esa época, sobre un Fiat 600 y en circuitos de tierra, a escondidas de su padre.
La sorpresa llegó cuando al enterarse, no sólo no lo reprendió, sino que convirtió el hobby de su hijo en un asunto familiar. En poco tiempo las carreras pasaron a la pista en Turismo Nacional con un Fiat 128. Las vueltas de la vida lo llevaron a correr y ganar en Perú, y luego, de regreso a Argentina, a ser dos veces subcampeón de TN antes de recibir un llamado que cambiaría su vida: Volkswagen.
Con la conducción de Diego Zorrero y Mauro Feito, este el inicio de una historia de pasión, al estilo P1.