Efemérides

El “Chueco” Romero: el galán que enamoró a la victoria

El 21 de abril de 1996, en Nueve de Julio, se vivió una de las carreras más emocionantes del Turismo Carretera con triunfo del “Chueco” Romero.

Seguramente en la rica y frondosa historia del Turismo Carretera viven enormes jornadas de adrenalina, de protagonistas de primera línea y de carreras memorables. Las estaciones para encontrar a cada una de ellas forman inconfundibles ramilletes de posibilidades, con días, meses y años de colección.

777 Fernet

La opción a seguir no es caprichosa, aunque lo parezca. Es que hay un porqué para elegir el 21 de abril de 1996. Se trató de una victoria de José María Romero en Nueve de Julio. ¿Qué argumento nos lleva a optar por aquel capítulo de TC? Se trató de una de las mejores funciones fierreras que mantuvo el enigma hasta la bandera de cuadros. Literal.

Se podría recordar mucho más cercana la prueba en el Gálvez en la que el Tabo Verna le ganó al Pato Silva sólo por el lugar en que se dispuso en uno y otro Falcon un sensor. Pero, en la ciudad ubicada a la vera de la Ruta N°5 hubo aderezos que le pusieron pimienta a aquel domingo de asado y automovilismo.

Se trataba de la cuarta fecha de esa temporada. La liturgia se cumplía a raja tabla: demoras para ingresar al autódromo por la enorme cantidad de público que se colocaba del otro lado de los alambrados. La humedad había descendido sobre el abrasivo asfalto de Nueve de Julio, cuyos curvones peraltados eran la gran invitación para los fanáticos.

Romero 3

Las prestaciones del autódromo, que aquella época post ruta era uno de los bastiones teceístas, dejaban puntos estructurales desnudos. Si llegabas tarde o sobre la hora no podías acceder al sector de boxes, porque la única forma era cruzar la pista.

Las series se demoraron unos minutos por la cantidad de público que estaba ingresando. La ansiedad creció hasta que la luz verde del semáforo dio vía libre. Fabián Acuña, quien había dominado en clasificación, y Lalo Ramos iban desde la primera fila en la serie que abría el fuego. Apenas dos vueltas, y el Falcon de Mechongué le dio duro desde atrás al Ovalo del tandilense. Corolario: Acuña perdía todo muy temprano y Lalo, afuera con bandera negra. El domingo arrancaba suavecito.

Motores en marcha

El TC seguía su actividad en el autódromo de Nueve de Julio. La batería inicial quedaba en manos de Tito Urretavizcaya, seguido por Patita Minervino y Carlos Saiz; la segunda quedaba en manos de Juan María Traverso, escoltado por el “Bocha” Ciantini y el “Pichi” Iglesias, mientras que el “Gurí” Martínez se imponía en la tercera, con René Zanatta y el “Fino” Oscar Fineschi.

En el tramo que unía a la final el aire se cortaba con un cuchillo. En el sector de boxes se sentía un clima beligerante. Fabián Acuña no conseguía calmarse, no encontraba consuelo por lo que había hecho Lalo Ramos. Amagó durante  varias horas con no largar la final, pero su propio “enemigo” del día lo convenció para que fuera parte de la carrera.

Logstop SA

La final fue una verdadera ruleta. La victoria coqueteó con varios, pero sólo uno la enamoró, la convenció y se subió a su auto para dar la vuelta de honor. El Chueco Romero, a quien nadie tenía en los planes, asomó desde el silencio mismo y puso a su Ford Falcon blanco en lo más alto del podio contra todos los pronósticos.

Parecía que era de Patita Minervino, pero la cubierta delantera izquierda lo dejó de a pie al subcampeón de ese momento. El de Olavarría estaba atento y manoteó el liderazgo. Y casi lo pierde. Es que ganó apenas por media trompa contra Fabián Acuña. ¿Cómo?

Sí, el de Tandil, el mismo que por tanta bronca acumulada no quería largar. En definitiva lo hizo desde el último lugar de la grilla. Con un autazo se vino para adelante y al cabo de las 21 vueltas terminó segundo, a nada de lograr la hazaña, sólo a 267/1000. En tanto, Carlos Saiz completó el podio de Ford, mientras que luego siguieron: Pedro Doumic (Ford);  Walter Alifraco (Ford), Mario Gayraud (Ford), Cristian Satriano (Chevrolet), Juan María Traverso (Chevrolet), Julio Quintana (Dodge) y Juan M. Deambrosi (Chevrolet).

A los Chivos, en cambio, los pianitos y el abrasivo asfalto les pegaron duro. Patita Minervino, el Flaco Traverso, Urretavizcaya y el Bocha Ciantini quedaron relegados con el caucho herido en la batalla de Nueve de Julio.

Lo cierto es que la pasión del TC explotó aquel mediodía en la ciudad bonaerense, cuna del Yoyo Maldonado y el Muñeco Cingolani. Los golpes de escena se sucedieron uno a uno. Los candidatos asomaban con los dientes afilados: Patita, Traverso, el Bocha Ciantini anduvieron coqueteando, pero el Chueco Romero aceleró más que todos en el momento justo para ganar sobre la bandera misma y así convertirse en el galán que se llevó a la más buscada para Olavarría.

osvaldo alvarez
Por Osvaldo Álvarez – Periodista especializado y docente universitario
BANNER fernet 777 y logistica 1
Volver al botón superior