En el arranque de la Copa de Oro, Mariano Werner tuvo que parar por un problema con la temperatura del multiválvulas de su Mustang.
Mariano Werner está teniendo una de las temporadas más difíciles desde que está en el Turismo Carretera.
Los permanentes inconvenientes con los motores del Ford Mustang lo llevaron a tomar decisiones, quizás indeseadas, como desvincularse de “Rody” Agut, preparador con el que consiguió los campeonatos 2020, 2021 y 2023.
El entrerriano trabajó con Agut hasta hace unas carreras atrás. En San Juan, en el “Desafío de las Estrellas”, colocó un impulsor preparado por Ariel Martínez, el hermano del “Gurí”, pero un problema con una bujía –algo recurrente que también padeció con los motores armados por “Rody”- lo obligó a parar.
En Buenos Aires, montó un propulsor alistado por Guillermo Pianca, con quien también trabajó en las dos jornadas de pruebas previas en La Plata, antes de llegar a San Luis. Y en el trazado poteño, todo transcurrió con normalidad hasta la serie.
En el parcial largó segundo y le daba pelea a Agustín Canapino en los primeros metros, pero de a poco se fue quedando y entró a boxes… “Se quedó en cinco”, dijo al arribar al box. Luego se sabría que una piedra se metió en la distribución e hizo estragos. El equipo rápidamente cambió la planta impulsora y pudo mover desde el último cajón de la grilla de la final, pero en la vuelta 9 desertó nuevamente.
“Levantó temperatura. No pude hacer más nada que tirar menos revoluciones y llegar a boxes. Es un año que viene cruzado y no lo podemos enderezar. Nos han pasado cosas insólitas y hay de todo; yo arriba del auto no puedo hacer más de lo que hago. Ojalá no tengamos más problemas y podamos encarar las últimas fechas con buenas expectativas”, indicó el tricampeón, que no baja los brazos pese a las adversidades.
Por Fernando Rossetti – Foto DG Fotos
