Entrevista

Walter Alifraco: toda una vida dedicada al automovilismo

El proyectista reparte sus horas entre las tareas en el taller del Alifraco Sport con el Camaro de Quijada, la cría de aves y la creación de contenido.

Es uno de los constructores y preparadores más experimentados y queridos del Turismo Carretera. Walter Alifraco se ganó el respeto y el cariño de gran parte -por no decir todo- el ambiente por su don de gente y capacidad para el trabajo sobre los autos de carrera.

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Hace más de 40 años que está en el automovilismo, pese a que no proviene de una familia fierrera, y es por eso que lo conocen en el ámbito nacional como también en el zonal. “Comencé en la Fórmula 5, a fines del 81 y principios del 82. Unas de mis primeras carreras fueron en la fecha de la Guerra de Malvinas, tenía 19 años y justo había salido del Servicio Militar”, recuerda en diálogo con Tribuna 2 el oriundo de Lanús (nació el 17/12/1961), cuyo taller es patrimonio de la ciudad.

“El arranque lo hice bastante solo, porque mi papá no era del ambiente del automovilismo; después sí me acompañó, pero en los primeros años iba con amigos y gente del barrio”, reconoce. “Desde muy chico pensé en que iba a estar ligado al automovilismo. Estudié mecánica y siempre tuve la idea de que iba a construir un auto e iba a correr. Tengo dibujado un Fórmula 1, que lo hice a los 13 años, con la idea de que lo iba a construir y manejar”, agrega.

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Alifraco en sus inicios en el TC.

La cuestión es que su campaña como piloto continuó en la Fórmula 2 Biplaza bonaerense por algunas carreras, pero al poco tiempo se le presentó una oportunidad inmejorable. “Empecé a participar del Campeonato Argentino de Pilotos, y en el 90, comencé a armar un TC que lo terminé al año siguiente, que fue cuando empecé a correr. En el TC corró desde el 91 hasta el 99, más de 140 carreras debo tener; mitad con Dodge y mitad con Ford”, cuenta quien, como mejor resultado, tiene un 2° puesto, en las 200 Millas de Rafaela junto con Raúl Sinelli, el 13 de agosto de 1995. Hoy, hace exactamente 30 años.

“Cuando yo empecé no había TC Pista, y en ese momento, el salto al TC era muy grande. Tenías que correr tres o cuatro carreras en el autódromo y después corríamos en ruta. A mí me gustaba correr más en los autódromos”, confiesa.

Pero su época como piloto finalizó cuando el mango escaseaba y comenzaban a pedirle atención, como técnico, en otros autos. “Dejé de correr porque no me daba el presupuesto. Intenté demasiado, pero como se dio la posibilidad de trabajar en otros autos y tener un ingreso construyendo y atendiendo autos, así que me bajé y empecé a trabajar con los autos de Raúl Sinelli y Roberto Rivas, que tenía el apoyo de Jeluz, y a las pocas carreras vino al equipo el ‘Pato’ Silva”, relata.

El TC de hoy  

El equipo de Alifraco y Quijada junto al flamante Camaro

Con el flamante Chevrolet Camaro de Marcos Quijada a unos metros, Walter pondera la Nueva Generación del TC, aunque no deja de tener reminiscencias del TC de las cupés Chevy, los Falcon, los Torino y las GTX… “Me gustan mucho los cambios, porque los autos son más modernos. Hoy vos mostrás una foto de un TC y en el mundo es un auto moderno, actual. Los autos que estábamos usando, si bien a mí me gustaban mucho y los llevábamos en la sangre porque son los autos con los que nos criamos, en el mundo no eran representativos como automovilismo porque eran modelos muy viejos. Hoy manda la actualidad, así que el cambio es positivo”, expresa.

Consultado sobre si prefiere el añejo o el actual, Alifraco tiene la claridad como cuando ordena una modificación en un coche y este pega un salto de calidad. “Todo en su momento. Los autos de antes me gustaban; eran menos potentes, menos rápidos y había más sobrepasos, por lo que las carreras eran mejores que las de ahora. Había muchas variables entre los autos, las gomas se caían en el ritmo, tenías que utilizar más distancia para frenar; antes necesitabas 200 metros para frenar y hoy lo hacen en menos de 100. Antes los autos patinaban muchísimo, hoy patinan menos. Los elementos son muy superiores, por eso la paridad. Por eso te digo que antes me gustaban más las carreras porque había más alternativas, pero lo de hoy es muy bueno porque el automovilismo en el mundo es así”, indica.

Los objetivos que posee no son rimbombantes ni alejados de la realidad: “Quiero dar lo mejor con Quijada, que es un gran piloto y merece estar adelante. Además le quiero retribuir la confianza que nos dio al apostar por nosotros”.

Antes de irnos del Alifraco Sport, le preguntamos si pensaba en hacer otra cosa, y con sabias palabras, responde: “Si fuera por mí, quisiera estar uno o dos años más en el taller y después alejarme un poco para tener más tiempo para mí, y que los chicos, ya sean mis hijos o Ariel Espósito (su mano derecha), sigan a cargo, que son más jóvenes. Pero por ahora el panorama es que voy a seguir, porque es todo muy cambiante, los resultados mandan y, a veces, cuando no salen las cosas hay que aportar la experiencia”.

Todo un influencer

En el último tiempo, los más jóvenes, comenzaron a conocer a Walter por su activa participación en redes sociales. El preparador crea contenidos sobre los trabajos en el taller, como la preparación de las cajas, los motores o armado de los autos, aunque también muestra otros aspectos de su vida, como la colombolofilia.

En Instagram tiene casi 60.000 seguidores y, en Tik Tok, otros tantos, por lo que es todo un influencer del automovilismo.

Por Fernando Rossetti

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