
Adrián Tonietti, múltiple campeón en los zonales, debutó en la Clase B del Procar 4000 con un Ford Falcon.
Precedido por antecedentes sólidos que hablan de un piloto de relieve en el zonal, Adrián Tonietti se animó a dar el tranco que tenía entre ceja y ceja desde un tiempo atrás.
Porque tras una profusa y exitosa campaña sobre pista de tierra compactada, le apuntó a la Clase B del Procar 4000 para empezar a abrir el camino sobre el asfalto. “Me encantó la categoría, pero sobre, todo cerramos la primera fecha con muchas más ganas de trabajar para ser mucho más competitivos”, destacó el piloto de Morón.
Tonietti eligió para el debut un Ford Falcon -con el N°86 en los laterales- alistado por su propia estructura, con Pablo Violaz como responsable del chasis y con el preparador de San Justo, Marcelo De Sousa en el motor.
La ansiedad crecía y había necesidad de acelerar en el dibujo N°8 del Coliseo Porteño. Y una vez puesto en pista, el producto del Ovalo dejó buenas sensaciones en el primer episodio. Es que en entrenamientos estaba entre los mejores 10 de la extensa fila india, pero en la serie se topó con esos imprevistos propios del automovilismo que le quitaron chances de superarse. Lejos de ver arruinado su fin de semana de estreno, Tonietti largó la final desde muy atrás, llegó a la bandera de cuadros sobre una pista complicada por el clima tras remar 14 posiciones.

“El viernes fuimos competitivos, pero en la serie se rompió el diferencial”, se lamentó y agregó: “Esto nos llevó a largar en la final desde muy atrás, 32°, pero buscamos estar arriba de la pista y así logramos terminar en el 18° puesto”.
Enseguida, el moronense analizó y reflexionó: “Podríamos haber arriesgado un poco más en la final, pero no tenía demasiado sentido, ya que la premisa era no romper el auto. Hubo algunas maniobras justas pero no qui-se entrar en roces sin necesidad, ya que se trataba del debut”, y añadió: “Ahora nos queda seguir trabajando un poco más para mejorar ciertos detalles”.
Por otro lado, como para conocer un poco más al piloto de Morón, habrá que remontarse al 2003 cuando comenzó en el automovilismo. Fue en el TC Bonaerense y, como para empezar bien picante, logró el subcampeonato en su primera temporada. Siguió durante varios años en el TCB; en 2008 fue campeón de la Clase Light a lo que le sumó dos subcampeonatos más; en 2009 debutó en la Clase C con pole incluida y alcanzó una victoria. Ya en el 2018 armó un Ford para el TC Regional, en la que logró un campeonato, un subcampeonato y un tercer puesto en la temporada. Y allí se marcó un paréntesis que ya ha terminado.
Por otro lado, no es casualidad que Tonietti viva con pasión el mundo de los fierros. En realidad se trata de una causalidad. “Vengo de raíces de automovilismo, porque mi viejo corría de acompañante con Oscar y Tony Aventín en el TC. Después corrió con Spinello, hasta que se subió como piloto a un Clase D del TCB en el 86”, relató.
Luego su hermano llegó a la categoría zonal y enseguida fue su turno. Así, ha hecho casi un templo el taller de Morón, en donde acuna sueños junto a su equipo, a partir de que su desembarco en el mundo de los fierros, en realidad, significó abrir el portal de la pasión por el automovilismo.
