Sopla fuerte: Santero engendra la corriente de El Zonda
Luego de todo lo que se generó en el mundo TC a partir del episodio de San Luis -primera fecha de la Copa de Oro- se ha afirmado la corriente de El Zonda, que viene soplando desde el lado de la cordillera. Anda suelto un mendocino volador, que se ha instalado como el gran animador del Turismo Carretera, como la gran referencia de este tramo decisivo de la categoría. Sí, es Julián Santero, el hombre que busca ser el primer campeón con un auto de nueva generación.
¿Es veloz? Sí, tremendamente veloz, como diría el Bambino Veira. Pero hace falta algo más para abrazarse al 1 cuando hablamos de un largo camino, que arrancó en El Calafate, allá por febrero, y que culminará en La Plata, el 1 d diciembre venidero. Y ese aderezo lleva la etiqueta de regularidad.
No suelen llevarse siempre de la mano la voracidad con la regularidad, pero Santero con su Ford Mustang, que alista el LCA Racing, va logrando que ambos ingredientes aparezcan en una sana y delicada cantidad para ar-mar una armoniosa conjunción, en la que uno no eclipsa al otro.
Por eso, entre otros ítems, es el líder de la Copa de Oro. Ganó en Viedma y San Luis; segundo en Termas, Con-cepción del Uruguay, Buenos Aires y Paraná, resultados que forman parte de la parte más fuerte de la foja de servicio del mendocino en 2024.
Tampoco suele ser usual que un piloto rápido, que va a todo o nada, que le da duro al pie derecho, que navega a las chapas, tenga momentos con mente fría. Julián Santero lo ha hecho, quizás ya sea parte de su ADN de piloto. La muestra apareció en Paraná, en donde el Chinito Ciantini puso al Camaro adelante en la final. Lejos de desesperarse, el mendocino de 30 años conservó lo que tenía, el segundo puesto en la final, y lo que había sabido cosechar en clasifica y serie. Pensó con mente relajada arriba del Mustang y la Copa de Oro prevaleció sobre ir a correr al joven de Balcarce.
Por eso, no siempre hace falta ser veloz, no siempre la voracidad es buena consejera; en muchas ocasiones, o en aquellas en que un título espera, la sensatez “garpa” fortunas, cotiza en alza en el merval de la ilusión.
Mariano Werner siempre está prendido, atento, agazapado con la etiqueta de candidato. El Zorro de Paraná representa, entre otras cosas, la experiencia teceísta y hoy también forma parte del lote que mira desde atrás al mendocino.
Y desde allí realizó una generosa lectura de la realidad del campeonato cuando se acerca San Nicolás. “Si Santero no para o decae en algo, no hay chances. Si bien los campeonatos son largos, hay que ser regulares y competitivos, y él lo viene logrando”. Si Werner lo dice, habrá que creer que Julián Santero es cosa seria, entonces.
Nadie tiene la varita mágica, pero esa brisa de la cordillera amenaza con convertirse en el implacable Zonda.