Monomarca Fiat: esa pasión que surge en la tierra
El automovilismo argentino vive momentos muy importantes. La llegada de Franco Colapinto a la Fórmula 1 abre una gran expectativa y genera en el público fanático y todos aquellos que no lo son, una gran ilusión. El jovencito de Pilar a despertado el interés de todo un país por volver a vivir las carreras de la máxima categoría del automovilismo mundial.
Pero nuestro país es fierrero. Después del futbol, el automovilismo es el segundo deporte en importancia por la federalización y por la pasión. Esa pasión que nace en los campeonatos zonales. Esa pasión que surge desde lo más amateur que se puede vivir. Ese punto de partida que siempre despierta una pasión inexplicable.
Las categorías zonales suelen ser un momento de suma alegría. De converger el esfuerzo, la dedicación y locura por los autos de carrera. Donde se confunden el profesionalismo con el amateurismo y donde estos dos conceptos pasan a ser uno mismo.
Así se vive cada fin de semana de la Monomarca Fiat, que suele correr en circuitos de tierra y donde cada sobrepaso, triunfo y alcanzar un podio se festeja como si fuera un triunfo en la Fórmula 1 o en el TC, categoría madre del automovilismo nacional por su vigencia y por la cantidad de años en actividad siendo récord Guinness a nivel mundial.
La Monomarca Fiat es una de las principales de la provincia de Buenos Aires. Mantiene en vigencia a los queridos Fiat 128, esos que fueron en su momento el primer auto de todo amante de los vehículos. La categoría corre en Brandsen, en el circuito de tierra denominado “Pancho” Alcuaz.
La última fecha disputada en ese trazado reunió a 14 autos que definieron dos finales y fueron carreras que demostraron la calidad y cualidad de sus pilotos. Con siete fechas disputadas en esta temporada, ya consagró campeón a Gabriel Malke, quien pintaba el número 2 en sus laterales.
El campeonato de la categoría tendrá su cierre de temporada el 9 de noviembre en la ciudad de Brandsen. La lucha permanente por mantener la actividad se suele apoyar en el esfuerzo de los integrantes de la comisión directiva, acompañado por el entusiasmo de los patrocinadores que, muchas veces, suelen ser los mismos pilotos o aquellos amigos que siguen de cerca la campaña de algún piloto que reúne pasiones y buenas intenciones para poder estar el domingo en la pista.
El automovilismo argentino tiene dos caras. El profesionalismo, con las exigencias de un TC o un TN, y el amateurismo, ese que los lleva a correr en un circuito cortito de tierra con el entusiasmo de sus fanáticos, que acompañan exteriorizando las emociones como suele suceder en la Monomarca Fiat y, al fin y al cabo, el automovilismo es uno mismo.