El automovilismo es velocidad, estrategia, adrenalina. Pero también es sacrificio, dedicación y amor incondicional por un mundo que nunca se detiene.
Detrás de cada auto que cruza la bandera de cuadros, hay mucho más que un piloto: hay equipos enteros de trabajo, familias que acompañan y mujeres protagonistas que, con esfuerzo, dedicación y pasión por el automovilismo trabajan en cada carrera, en cada historia que se escribe en la pista. Hoy, sus voces resuenan con fuerza en cada aspecto que hace a este deporte una verdadera pasión.
Tamara Dolagaray vive el automovilismo desde el corazón de su familia. Como integrante del equipo Re Performance, acompaña a su esposo Claudio Re en cada fin de semana de carrera. Su amor por los autos viene de la infancia, cuando los domingos en su casa eran sinónimo de asado y automovilismo en la televisión. “Lo que más destaco es el ambiente, la gente que he conocido, el compartir con amigos que se han vuelto familia. Es un mundo hermoso”, cuenta con emoción. Para ella, lo más difícil es cuando los resultados no acompañan el esfuerzo: “Es un trabajo constante, y cuando algo no sale como se espera, cuesta. Pero siempre seguimos adelante, con la misma pasión”.
Para Fernanda Formento, el automovilismo es un proyecto de vida compartido. Su hijo, Juan Pablo Alberti (piloto de TC Pista Mouras), lleva años compitiendo, desde pequeño, y junto con su esposo y su hija, ella ha aprendido a disfrutar cada momento del camino. “Me gusta todo: preparar cada detalle, la gente que vas conociendo, el mate después de la carrera, las emociones. Es una montaña rusa, pero lo hacemos por amor y estamos felices de acompañarlo”. Sin embargo, el esfuerzo no se queda en la pista: el sacrificio económico y la presión emocional son desafíos constantes. “Nosotros estamos detrás de él en todo. Hay una familia entera apoyando, luchando, acompañando con todo el amor para que él pueda seguir adelante”.
Mariana Nickel aporta una mirada distinta al automovilismo. Como Coach deportiva del equipo RUS Med Team, su trabajo es potenciar el rendimiento de pilotos, mecánicos e ingenieros no solo en el aspecto físico, sino también mental. Analiza el desempeño individual y grupal, se enfoca en la formación de jóvenes talentos, el alto rendimiento o la preparación profesional, siempre con el objetivo de potenciar al máximo las habilidades y el bienestar de los pilotos y equipo. “Lo que más me gusta es la pasión que transmite este deporte. Se trata de un trabajo en equipo, donde cada uno tiene su rol y hay que poner en valor todo eso. En el equipo me siento incluida, respetada y escuchada”, explica. Su labor es clave para que los equipos se mantengan enfocados y resilientes, fortaleciendo cada detalle que lleva al éxito profesional y personal.
Iris Otero construyó su camino en el automovilismo como periodista deportiva y especialista en marketing. Su llegada al mundo de los motores fue casual, pero su dedicación y crecimiento profesional dentro de él han sido imparables. “Este deporte tiene muchas posibilidades. Podés ganar, perder, cambiar de equipo y cada detalle cuenta. Me encanta que siempre haya algo nuevo por descubrir, por contar, por vivir”, dice con entusiasmo. A pesar que el ambiente ha evolucionado, reconoce que aún hay desafíos para las mujeres: “Si bien el acceso laboral es más fácil hoy en día, sigue siendo un reto construir relaciones profesionales que perduren”.
Con cada historia que cuenta y cada desafío que enfrenta, Iris demuestra que el automovilismo es un espacio donde la pasión y la perseverancia abren caminos para todos. Estas historias, contadas desde el corazón, reflejan el rol fundamental que cumplen las mujeres en el automovilismo. Trabajan, acompañan, lideran, construyen, inspiran y no solo están en la pista sino que son parte del motor que mueve este deporte. Marcan la diferencia y demuestran todos los días que la pasión por el automovilismo no tiene límites.
