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GTM Promocional: el sacrificio no se negocia

“Toti” Sosa eligió la Promocional para empaparse de experiencia. Debutará en Brandsen con un Chevrolet 400, que arma desde la pasión fierrera.

En la apuesta de la categoría con el posicionamiento de la Clase Promocional conviven dos grandes objetivos. Por un lado, sumar parque y, por el otro, darle la chance a muchos pilotos de empaparse de experiencia a partir de esa movida. Así hubo una excelente aceptación en la primera carrera, y hasta ahora única, de la temporada. Sin embargo, tras dos aplazamientos (18 y 25 de mayo) por las condiciones climáticas, este fin de semana en Brandsen, el Gran Turismo Metropolitano (GTM) saldrá a pista y la tendencia es sumamente superadora en cuanto a las presencia en la clase menor.

Gran Turismo Metropolitano

Dentro de esa grilla, de ese grupo, se anotó Gastón “Toti” Sosa, que eligió la Promocional para ir sumando kilómetros de competencia sobre su Chevrolet 400, blanco rojo y gris, N°132. “La idea es ir haciendo experiencia en esta temporada y quizás el año que viene pasar a la mayor”, indicó Toti Sosa, quien reconoció sin atajos que “tengo experiencia cero, o muy poca”. Pero nada de eso es impedimento para ir en busca de darle forma a la ilusión, pero siempre desde el axioma que el sacrificio no se negocia.

En 2016 hizo un par de carreras en el TC Provincial, en 2019 fue el primer intento en GTM, “pero se rompió el motor”, detalló. Y el año pasado la cosa fue más firme. “Debuté y corrí cuatro carreras; primero en Brandsen, dos Belgrano y otra Brandsen”, afirmó el piloto de José C. Paz y aclaró con orgullo: “Soy el único de esta zona”.

El próximo domingo marcará el inicio de temporada para Toti. “A la primera fecha no llegamos, pero vamos a la segunda, en Brandsen, a cuyo dibujo ya me acomodé”, apuntó. Y enumeró: “En el Chevrolet 400 hicimos un motor nuevo, con otra leva, con un perfil diferente, con carburador nuevo, que lo hizo Javier Kobacs. En el taller anda todo bien, pero cuando lo tiremos a la pista se verá”.

Por otro lado, el 2024 representó el aterrizaje en el GTM para Toti Sosa. No la pasó bien, porque debió luchar mucho contra los imponderables propios del automovilismo, pero de todos modos, fue llenando la foja de servicio con experiencia en pista. “En Belgrano nos pegamos con Juan Cruz Allen; rompimos la trompa, la bomba aceite, entre otras cosas. Por ello quedamos una fecha parados”, recordó y prosiguió: “Habíamos probado y veníamos bien, pero primero nos complicaron los frenos, que entraban en temperatura, luego en la serie se rompió la tercera velocidad. Entonces, cambiamos la caja para la final, pero le siguió el golpe con Allen”.

El piloto de José C. Paz, de 45 años, tuvo que meter mucha mano en el Chivo 400 para ponerlo nuevamente sobre las cuatro ruedas. “Tras esa carrera reparamos caja y amortiguadores, en eso Diego Valle me dio una gran mano. Y a partir de allí pegamos un salto en Brandsen, pese a que los problemas no se detuvieron”, aseguró y lamentó: “En la serie se sopló la junta de tapa de cilindros, reparamos para la segunda final, pero cuando estábamos undécimos se pinchó el neumático delantero izquierdo. Así fue ese paso por GTM 2024: carrera a carrera estábamos arreglando quilombos”.

El sacrificio no se negocia

Toti es un verdadero apasionado de lo que hace. Su trabajo pasa día a día por la rectificadora de motores y esto le dio la chance de armar su propio impulsor, pero siempre acompañado de su grupo de afectos. “La leva la hicimos nosotros, mientras que Javier y Nico arman y desarman. En el chasis, Diego Valle me da una mano muy grande, tanto como Carlos y Nico Ares, que son un apoyo importante”, reconoció.

No siempre 2+2= 4 en el automovilismo, porque en muchas ocasiones el trabajo, el poco descanso, las ganas, la voluntad no recibe el pago merecido. Y allí es donde la desazón quiere ganar espacio. Pero se topa con la pasión y la cosa, al menos, se equilibra. “A veces viajar a la carreras es una odisea porque todo nos queda lejos, no bajamos de cuatro horas de viaje. Pero lo hacemos con gusto, porque es hermosa la organización, todo lo que es la previa. Todo es sacrificio, pero cuando es con gusto, es lindo”, reflexionó Toti, cuyo grupo de siempre se integra con “Javier, mi tío Víctor, Michel, que labura conmigo, y Nico. Pero hay varios más que dan una mano”, dijo y subrayó: “En la categoría me siento cómodo, estamos acompañados y protegidos, porque GTM es una linda familia”.

Emilio Satriano marcó su infancia y adolescencia –“mi papa era fanático del Obispo”, apuntó-, pero cuando dejó de correr, “un poco se me acabó el TC, que volvió con Guillermo Ortelli”, estableció. Sus recuerdos de carreras en ruta están a flor de piel, tanto como este nuevo camino que iniciará desde el fin de semana venidero en Brandsen. “Llegar a la bandera de cuadros será un gran premio, pero en realidad ya ganamos porque estamos en esta situación que siempre quisimos”, destacó.

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