Gabriel Falivene: un argentino que construye sus sueños a mano
Para comenzar esta historia tenemos que viajar imaginariamente a la ciudad de Gualeguaychú, en la provincia de Entre Ríos. Allí, hace 52 años, nacía Gabriel Falivene, el protagonista de una vida que desde sus inicios estuvo marcada por el automovilismo.
Tal vez, y por capricho del destino, la idea de estar ligado directamente este deporte se fue gestando a temprana edad, más allá de haber transitado sus estudios secundarios con una orientación en maestro mayor de obra, luego de haber estudiado en el colegio técnico N°2 de esa ciudad. Ese título que alcanzó en su juventud y que poco logró para torcer la idea fundamental de Gabriel de vivir entre los autos de carrera.
“Comencé desde muy chiquito a encontrarme con el automovilismo. Siempre acompañaba a mi padre a las carreras de la Fórmula Entrerriana, competencias que se disputaban en la tierra”, cuenta Gabriel, quien asegura que dentro de la familia es el primero y único que se insertó en el mundo de la velocidad. “Soy el único que está trabajando dentro del automovilismo y ni siquiera mis hijos están buscando su futuro dentro de este mundo”, agrega.
Gabriel dio sus primeros pasos en la competición de la mano de Guillermo Maldonado en 9 de Julio. Luego de dos meses de insistir logró que “Yoyo” le diera su lugar dentro del taller. Por aquellos años, década del 90, trabajaba dentro del taller de Maldonado y, por la tarde, y ya adentrado en la noche, dibujaba planos para un estudio de arquitectura.
Así pasaron los primeros años y ese fue el inicio de su aventura. La experiencia vivida de la mano de Maldonado le permitió ir creciendo y abriéndose puertas. Primero fue lavando piezas de los autos de carrera, una actividad que marcó el inicio de muchos grandes de este deporte.
Los años pasaron y el desarrollo de su capacidad le permitió crecer y escalar dentro de la estructura de 9 de julio.
El futuro tenía varias pruebas de fuego para Gabriel. Ese destino que determina los caminos de la vida fue moldeando el futuro, y con paciencia y dedicación, fue escribiendo las páginas de su vida.
Con el tiempo llegaron nuevos proyectos y diferentes momentos con altibajos que forjaban su temple. El tiempo pasó. Llegaron algunos golpes de la vida, como la separación de su primera esposa. Los caminos de esta vida lo llevaron a volver a su tierra, como si el universo quisiera un volver a empezar. Hasta que llegó el año 2007, que marcó el quiebre de su carrera.
Nuevos horizontes
Ese año decidió que su rumbo estaba fuera del país y emprendió su aventura a Brasil con muy buenos resultados. Este esfuerzo le permitió llegar a Europa, de la mano del desarrollo de chasis de karting.
Esa etapa le permitió trabajar en el ART Grand Prix. Por aquellos años, Gabriel pudo trabajar con un jovencito piloto que iniciaba su carrera deportiva y que llegaba desde el principado de Mónaco con la ilusión de llegar a la máxima categoría. Su nombre era Charles Leclerc.
En el 2018, y después de varios años de experiencia, Gabriel se instaló en Portugal y desde allí empezó a enfrentar un nuevo desafío. Su trabajo lo llevó a viajar por Italia durante la temporada 2020 donde lo encontró la pandemia de Covid y debió quedarse por cuatro meses aislado y alejado de su familia.
“Ese fue un año muy difícil, ya que cuando el gobierno de Italia decidió cerrar sus fronteras, me encontró en ese país y mi mujer con mi hijo muy chiquito se encontraban en Portugal, y así que estuvimos cuatro meses separados, hasta que ellos pudieron viajar a Italia”, recuerda Gabriel, quien por esos días se quedó sin trabajo.
En la vida se suele decir que cada crisis es una oportunidad. Este argentino entendió que tal vez esa era su oportunidad y, ante la necesidad de trabajo, inició una nueva etapa en su vida armando su propia empresa, Fenix Red Race.
Otra vez tenía que comenzar de cero. Una vez más tenía que apostar al futuro pero, esta vez, con un bagaje de experiencia importante que le daba una leve ventaja. Hoy Falivene brinda servicios técnicos a diferentes equipos de competición. La tendencia lo lleva a inclinarse para las competencias de rally. Trabaja para distintos equipos de los campeonatos italianos, europeos y hasta brinda servicios a las estructuras que forman parte del WRC.
“Con mi empresa trabajo dentro del mundo del Rally pero hemos dado los primeros pasos en la Fórmula 2, Fórmula 3, GT Europeo y desde hace algunos años atrás hemos estado ligado al Rally. Los primeros trabajos los hicimos con el equipo Skoda y desde allí no hemos dejado de brindar servicios a los distintos equipos del Rally”, destaca el entrerriano.
La vida es una aventura y el argentino entiende que cada día es un volver a empezar. Cada día es un nuevo desafío, que hay que vivir dándolo todo y estando al máximo viviendo la pasión. Hoy está casado y disfruta de su hijo más pequeño Danilo, que es brasileño y a quien suele acompañar cuando desea subirse a un karting.
“Hemos pasado momentos muy difíciles con mi familia. Pero la palabra ‘desistir’ no existe en mi vocabulario. Siempre hay que levantarse y seguir adelante. Siempre hay que mirar al futuro, sin olvidarse de dónde venimos”, expresa quien no logra esconder sus emociones al recordar a su país y a su Gualeguaychú amado. La vida lo llevó por diferentes caminos, pero su pasión por el automovilismo es directamente proporcional a su amor por la Argentina.