Historias mínimas

Fabián “Pajarito” Martínez: 37 años de pasión en las pistas

Esta es la historia de un mecánico, como tantas otras que hay en el automovilismo, pero la de “Pajarito” Martínez tiene vuelo propio.

Hay nombres que se ganan un lugar en el corazón del automovilismo no solo por el trabajo que realizan, sino por lo que transmiten en cada gesto, en cada historia y en cada mano tendida. Uno de ellos es el de Fabián Raúl Martínez, más conocido por todos como “Pajarito”. Un mecánico de alma, de los que aprendieron a base de esfuerzo, compromiso y amor por lo que hacen.

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Nació el 20 de abril de 1966 en Peirano, un pequeño pueblo de la provincia de Santa Fe, en el seno de una familia trabajadora, su papá Antonio Martínez y su mamá Gladys Herrera. Desde chico mostró esa sencillez y temple reflejado en las carreras, motores y kilómetros recorridos.

Su camino en la mecánica comenzó de manera casi casual, pero el destino ya le tenía preparado un lugar entre fierros. “Viví unos años en Gualeguaychú. Cuando voy a Villa Constitución, empiezo a trabajar en una agencia de autos. Ahí fue donde conocí a José Ramini y me empecé a involucrar en la época que arrancó el ‘Gurí’ en la Fórmula Renault Argentina, en el año 89, y me voy a vivir al lado del taller de él”, le cuenta a Tribuna 2.

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Fabián con los Martínez, el “Gurí” y Agustín, en sus comienzos.

Eran años difíciles, de sacrificio y sueños grandes. En ese camino apareció una figura clave en su vida: Omar “Gurí” Martínez, con quien forjó un lazo que trascendió lo profesional para convertirse en una profunda amistad. Juntos compartieron los primeros pasos en la Fórmula Renault Argentina, largas jornadas de trabajo y una lucha constante por sostener un proyecto que nació del esfuerzo y la pasión. Con el pasar del tiempo, Fabián se convirtió en un colaborador de confianza, compañero de ruta inseparable, dispuesto siempre a acompañar al “Gurí” en cada desafío. “Empecé a darle una mano y luchar junto a él como para que pudiera seguir lo que tanto le gustaba. Hoy siento orgullo y alegría de seguirlo viendo y compartiendo cosas”, recuerda con emoción.

“Pajarito” fue testigo y parte de un recorrido lleno de historias compartidas, motores desarmados hasta tarde, carreras que marcaron su vida, y su vínculo con la familia Martínez se fortaleció aún más. Cuando Agustín, el hijo del Gurí, dejó el karting para dar sus primeros pasos en la Fórmula, Fabián fue convocado para atender su auto: “Para mí no era poca cosa, lo tomé como un premio de la vida en realidad, atender al padre y atender al hijo, estar con los dos”.

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“Pajarito”, al lado de Domenech, tras la consagración en la C3 del TN.

Hoy, con casi seis décadas encima, sigue trabajando con la misma pasión que aquel chico que empezó en un taller de Villa Constitución. “Ya voy a cumplir 60, pero trato de poner la mejor onda y laburar a la par de los chicos más jóvenes. Lo que me ayudó es ser una persona buena, noble y de compromiso. No soy ingeniero, pero en lo que a uno le gusta, si pone pasión, eso lo ayuda en todo aspecto de la vida”.

En su voz se mezcla el orgullo y la nostalgia. “Perdí en lo familiar montones de cosas, la crianza de mi hijo, pero he logrado un montón de amistades en todas las categorías que he estado. Mi familia vive en Villa Constitución, mi esposa Mayra, mis hijos Merlina y Ale son un gran pilar en mi vida y me acompañan siempre en esta profesión”.

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Con casi 40 años de experiencia en el deporte motor, Fabián trabajó en todas las categorías: “Hice Turismo Carretera, Fórmula 3 Sudamericana, Turismo Nacional, GTA con Pappo Napolitano, hice Top Race, Fórmula Renault, TC2000… todas las categorías. Me faltaba TN, que quería hacer alguna carrera como para decir: concluí mi etapa en el automovilismo e involucrarme en todas las categorías, porque gracias a Dios pude hacer todas”, indica.

Su apodo, “Pajarito”, tiene historia: “Me lo pusieron en su momento porque yo siempre fui loco por el Pájaro Garro, siempre lo tuve presente y para mí era uno de los mejores pilotos. Me empezaron a llamar ‘Pájaro’, ‘Pajarito’, y me quedó de por vida. En muchos lugares no me conocen por mi nombre, me conocen por el Pájaro o Pajarito”.

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Con “Puchi” Talermann, un “familiar”.

Y si hay algo que lo llena de orgullo y emoción es su relación con “Puchi” Talermann, con quien comparte casi dos décadas de trabajo y amistad. “Puchi en realidad es familia. Yo lo vengo atendiendo a José de la época que trabajaba con Ramini. Después él volvió a armar su equipo y bueno, no lo pude abandonar, hace más de 19 años que estoy con él y ya te digo, para mí es familia”.

Antes de despedirse, deja una frase que resume su manera de entender la vida, de poder trabajar y vivir de lo que le apasiona: “Sacrificado, pero una satisfacción enorme. Es un premio de la vida que, al no ser ingeniero, equipos tan importantes me tengan en cuenta para trabajar con ellos. Quiero mandar un saludo para todos los que me conocen. Vamos a tratar de seguir todos los años que más podamos”.

Fabián Martínez, hombre de familia, trabajador incansable y con una calidad humana increíble. Su nombre suena en cada rincón, en cada taller y en cada corazón del automovilismo argentino. “Pajarito”, el mecánico que nunca dejó de volar.

Morena PEREZ NIETO
Por Morena PÉREZ NIETO
Fotos Ricardo Pérez, DG Fotos y FB de Fabián Martínez
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