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Emiliano Tobio: un artesano del plástico para los coches de carrera

En la colectora de la Gaona, en el corazón de Morón, es fácil encontrar el taller de Plásticos Tobio. Generalmente, en la puerta, hay trompas de Turismo Carretera, tapas de baúl de Turismo Nacional o paragolpes y spoilers. Allí, Emiliano Tobio, junto a siete empleados, les dan forma a los pedidos que pilotos, equipos y categorías necesitan para sus autos.

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“Además del TC, hacemos cosas para el Turismo Nacional, zonales, los Mouras, las Pick Up, Turismo Pista, TC Regional, Procar, Turismo 4000 Argentino. Siempre va variando y tenés que ir corriendo con el tiempo, pero tenemos una organización y vamos cumpliendo con lo que nos piden”, comenta Emiliano, ante la atenta mirada de su hija Martina, quien estudia Marketing y es la mano derecha en la administración de la empresa.

“Me ordena un poco todo. Hace los pedidos, las entregas, remitos, facturación, un poco de todo, y su ayuda me hace estar un poco más tranquilo y pensar más en el desarrollo de la semana de trabajo”, cuenta orgulloso.

¿Cómo afrontan el nuevo trabajo que tendrán con la nueva generación del TC?
Nos convocaron a participar y estamos esperando a que terminen de hacer los modelos y las matrices, que las va a hacer un colega. En base a eso, veremos lo que haya que hacer; sean trompas, spoilers, tapas de baúl y alerones. Por el momento se está armando un auto de cada modelo para presentarlos a fin de año en la última carrera, y a partir del año que viene, empezaremos a proveer a la categoría para que, quien quiera armar su auto, ya lo pueda hacer con las carrocerías nuevas.

¿Y estás en contacto permanente con los grupos de trabajo?
Sí, claro. Hoy Di Meglio (Dodge Challenger), Armellini (Ford Mustang) y Raffo (Chevrolet Camaro) están terminando de modelar cada auto para que esos sean las bases de los autos finales, y después la ACTC tendrá que definir qué va y qué no va. Una vez que estén en pista, se van a determinar detalles más concretos.

¿Qué se sabe de los Camry y los Torino?
La gente del Dole Racing estaba esperando autorizaciones de Toyota, por si había que hacer alguna reforma o alguna diferencia. Y el tema de Torino, la verdad, no estoy al tanto. Va a haber que hacer todo nuevo, desde cero, pero no va a haber problemas; se rutea en telgopor o en poliuretano y después se moldea, pero hay que tener el render o diseño para dibujarlo y plasmarlo en la matriz.

¿Todos sus trabajos son en fibra de vidrio, no?
Sí, nosotros trabajamos en fibra de vidrio. Hicimos unas cosas en kevlar y carbono, pero las dejamos de lado por una cuestión de costos. Pero todo lo que tenga el auto, que se pueda fabricar, lo hacemos; desde las trompas, spoilers, tomas naca, tomas de aire, cubre-caja, cubre-cardan, tapas de baúl, alerón, cola de alerón, guardabarros traseros. Todo lo que esté a nuestro alcance, siempre que tengamos las matrices, lo hacemos.

Los jueves son sagrados

Tobio pudo organizarse de tal manera que ya no tiene necesidad de viajar todos los fines de semana a las carreras y, en la semana, dispuso de un horario en la fábrica: de 7 a 12 y de 13 a 17.30. Y si algún día en la semana, después de un fin de semana de competencias, se lo tiene que tomar, no duda en hacerlo.

Pero hay una actividad, un cable a tierra, que es inamovible: el padel de los jueves. Todas las semanas, en un complejo de Morón, se juntan ocho, diez, doce amigos a jugar, a comer y a conversar, casi en un ciento por ciento de las veces, de fierros.

“Empezamos a jugar con el ‘Flaco’ Ariel Martínez, que corrió en el Mouras y fue acompañante de Fabián Hermoso, con Cristian Galeano, quien también acompañó a Fabián y ahora corre el hijo, y con Fede Benavidez. Pero después se sumó uno, el otro y hoy somos una banda. Está Claudio Bisceglia, Fabián Fuentes, Sergio Guarnaccia, Luciano Trebbiani, Fabián Hermoso, a veces viene el ‘Tano’ Salerno”, relata Emiliano.

Y continúa: “Tenemos dos canchas, generalmente somos ocho, y vamos rotando. Somos los mismos de siempre y jugamos las mismas parejas, aunque por ahí alguno se pelea con otro y cambiamos, ja, ja. Nos comemos un asadito y después de las doce, empiezan los desafíos. ‘Bueno, ¿por qué jugamos? Por las masas, por el helado’. Y empezamos a jugar después de hora, y a veces son como las dos de la mañana y seguimos jugando. Antes de las 21 es una cosa y después de las 23 es otra…”.

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