Historias mínimas

De Azul al éxito: Ramón Rodríguez, con alma de campeón

Desde su querido Azul, este mecánico por vocación construyó un camino lleno de trabajo, humildad y pasión.

Nació y creció en Azul, ciudad que lo vio formarse como persona y profesional. Solo por un corto tiempo vivió en Buenos Aires, pero su vida, su historia y su identidad están ligadas para siempre a su lugar y a los autos de carrera.

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“Casi toda mi vida la pasé acá, en Azul. Siempre estuve vinculado a los autos de carrera”, le dice Ramón Rodríguez, con la serenidad de quien encontró en el ruido de un motor su segundo hogar, a Tribuna 2.

El recorrido en el automovilismo comenzó, como el de muchos apasionados, en los zonales. Primero en la categoría Fórmula Azul, junto a los Cholos Provenzano, y luego con Fabián Cos, quien con el paso del tiempo se convirtió no solo en un compañero de trabajo sino en un hermano de la vida. Juntos fundaron el Azul Sport Team, el taller que hoy es sinónimo de esfuerzo, dedicación y amor por los fierros.

“Con el tiempo fuimos haciendo hincapié en la parte de transmisiones de los autos. El taller es un lugar en el mundo donde se trabaja mucho y se cultivan sueños, el espacio donde volcamos lo que somos”, cuenta Ramón, con el orgullo y emoción que define a los que trabajan con las manos y el corazón.

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A nivel nacional, su historia tuvo un punto de inflexión junto a Marcos Laborda, a quien considera un verdadero padre deportivo. “Marcos me dio la posibilidad y me enseñó mucho, prácticamente todo lo que uno aprendió. Junto a mi viejo y al padre de Fabián fueron los tres que me volcaron definitivamente al automovilismo”, recuerda con gratitud.

Como todo oficio noble, el camino no estuvo exento de momentos difíciles. Rodríguez sabe lo que es tener que enfrentar los silencios del taller cuando los resultados no acompañan o cuando hay que comunicar que “no hay trabajo”.

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“Eso es lo más feo, tener que decirle a la gente que nos hemos quedado sin trabajo”, expresó. Cada fin de semana de carrera es una nueva aventura, se convive, se comparte, estrechando vínculos con amigos y familia por lo que a veces, cuando los resultados no salen como uno espera, hay que superar los obstáculos e ir para adelante.

Por encima de todo está la pasión y Ramón disfruta todo de su trabajo y profesión: “Vivo atrás de un auto de carrera. Soy alguien por un auto de carrera. Es algo que disfruto de ir a las carreras, aunque a veces reniegue, porque forma parte de lo que soy y es algo que me gusta desde chico”.

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Esa entrega lo llevó a escribir una de las páginas más emocionantes de su vida profesional. En 2020, su vínculo con el tricampeón de Turismo Carretera, Mariano Werner, marcó un antes y un después. “Mariano me abrió las puertas como persona y como profesional. Le debo mucho. Me enseñó, me acompañó y juntos logramos cosas muy grandes”.

El mayor logro como mano de obra especializada llegó con el primer campeonato de Turismo Carretera con un auto armado íntegramente en Azul, junto al equipo Fadel Memo Corse. Fue histórico, el primer título de Mariano, del equipo, un sueño hecho realidad. “Un Falcon campeón, hecho en casa, con amigos y con el alma”.

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Con su hija Ramona.

El trabajo y la dedicación también se reflejan en los logros obtenidos junto al Azul Sport Team, Con el equipo alcanzaron momentos inolvidables en la historia del automovilismo nacional. En 2009, lograron el campeonato del TC Pista Mouras junto a Agustín Herrera y, años más tarde, en 2013 repitieron la gloria con Alan Ruggiero en el TC Mouras.

En 2018, el equipo volvió a escribir su nombre en lo más alto con Germán Todino, consagrándose una vez más campeón del TC Mouras. Tres títulos que confirman una trayectoria marcada por la constancia y permanecerá en la historia del automovilismo argentino.

Detrás del hombre de taller hay también un hombre de familia. El azuleño no duda en reconocerlo: “Gran parte de esto es por mis viejos, que siempre me apoyaron. Y hoy también lo son mi señora Mercedes y mi hija Ramona. Ellas son el pilar, el sostén que me permite seguir aprendiendo, mejorando y trabajando en lo que amo.”

Con el pasar de los años, no pierde su esencia. Sigue siendo aquel chico de Azul que se enamoró del sonido de un motor. Y cuando se le pregunta por el futuro, Ramón responde con firmeza y convicción: “Ojalá pueda pasar los últimos días de mi vida trabajando con un auto de carrera, o al menos cebando mates en un taller donde suene un motor”.

Ramón Rodríguez, hombre de trabajo, con una calidad humana increíble construye historias, sostiene sueños y mantiene intacta su pasión por este deporte.

Morena PEREZ NIETO
Por Morena PÉREZ NIETO
Fotos Prensa Azul Sport Team
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