
Después de 16 vueltas bajo la lluvia y recibir la bandera de cuadros en el 8° puesto, en su segunda presentación del año en TC Mouras (105 dentro de la categoría), Roberto Videle bajó del Dodge alistado por el equipo Savino Sport y se abrazó con cada integrante de la escuadra comandada por “Nacho” y con cada miembro de su familia.
“Estoy muy contento con el octavo puesto. En la serie me fui afuera por acelerar un poquito de más, pero en la final traté de llegar y estoy muy feliz con haber cumplido. Y la verdad, que es como ganar para mí, porque correr contra estos chicos, que son rapidísimos, es una felicidad enorme”, le expresa el “Chiqui” a Tribuna 2.

El abrazo más sentido fue con Jorge Oyhanart, su motorista y amigo de tantos años. “No sé cuántas carreras más voy a correr, pero es muy lindo estar acá. Bajé del auto y lo vi al Vasco, con la cantidad de triunfos que tiene, con los ojos llenos de lágrimas de emoción… Eso es por el aprecio que nos tenemos”, cuenta.
Y continúa: “Yo llegué al TC de la mano de él y dije que me voy a retirar de su mano. Es una gloria del automovilismo, así que estoy muy feliz por él, por mi familia, por mis nietos y por los chicos del equipo”.

Por último, dentro de la alegría que lo invade por estar haciendo lo que ama, el de Pilar manifiesta: “El automovilismo es todo para mí, lo llevo en la sangre, y estar arriba del auto de carrera de nuevo es como un volver a vivir. Hay algo, dentro de mí, que dice: ‘No te bajes del auto’. Y le agradezco a mi señora, Marcelina, que siempre me banca en todo. Es de fierro”.

