
El ingeniero D’ambrosio trabaja hace tres años en Estados Unidos y anhela con guiar a jóvenes talentos en el automovilismo norteamericano.
Creció en los autódromos, acompañando a su padre José con sus equipos de Fórmula 4 y Fórmula Renault, cuando la categoría de monopostos argentina tenía más de 70 autos en la grilla. Andrés D’ambrosio mamó automovilismo desde chiquito, y como no podía ser de otra manera, fue piloto.
Corrió en Sport Prototipo, donde fue revelación 1997 y peleó el campeonato 2000; participó en TC Pista 2003 y 2004 de la mano de Marcos Di Palma, y hasta en la Indy Light Panamericana, a fines de los 90.
Cuando colgó el casco, comenzó como ingeniero en TC Pista, TC Mouras y TC Pista Mouras en el AA Racing, equipo que heredó y por el que pasaron Esteban Gini, Jonathan Vázquez, entre otros.
En 2015, se consagró campeón de Pilotos y de Equipos en la Mercedes Benz Super Premium Race con Nicolás Collazo, en lo que fue el primer logro internacional.



En la Fórmula 3 Metropolitana, el AA Racing fue campeón de Equipos en 2015, 2016, 2017 y 2018, temporada en la que también consiguió el título de Pilotos con Marcos Landa. En la F3 Entrerriana, se alzó con el campeonato 2022 junto al uruguayo Tomás Granzella, y en la F4 Uruguaya, obtuvo los cetros 2021 y 2022 con Heber López.
A fines de 2022 se fue a trabajar a Estados Unidos, junto a su amigo de hace más de dos décadas Ricardo Juncos, y desde entonces trabaja en la IndyNXT (fue Team Manager y hoy es Technical Director) y en categorías menores, con pilotos que están dando sus primeros pasos.
“Desde 2023 que lo hago con continuidad, como ingeniero, team manager, director técnico, con la suerte de haber ganado en la tercera carrera con el italo-argentino Matteo Nannini. El año pasado hicimos, con el hijo de Ricardo, Leandro, la USF Juniors Championships, que es una de las categorías en la escalera para llegar a IndyCar”, le cuenta Andrés a Tribuna 2, mientras prepara las valijas para volver al país del Norte.


“Este año estoy como coach e ingeniero en la Fórmula 4 Ligier, en el equipo Champagne Racing, y estamos peleando el campeonato con el uruguayo Gastón Irazú. La semana que viene tenemos la última carrera del campeonato en Barber, con grandes chances de salir campeón en los campeonatos de pilotos y equipos”, relata.
Tierra de oportunidades
Como todo piloto, cuando movía las manos en los fórmula, Andrés soñó con llegar a Europa y probar suerte, pero el destino (y el presupuesto) quiso que acelerará en la “Fórmula de las Américas” y así empatizó con el automovilismo continental.
“Estados Unidos es una buena plaza para un chico que sale de la Fórmula 3 en Argentina y quiere seguir en monopostos, porque hay más posibilidades de llegar, por ejemplo a la Indy, que si vas a Europa para llegar a la Fórmula 1. Por ejemplo, la mayoría de los equipos de IndyNXT, cuando firman contrato con un piloto, y de acuerdo al rendimiento que vayan teniendo, está en el contrato que tiene una prueba en IndyCar”, indica.

Y agrega: “El piloto argentino tiene un talento enorme, por lo que veo cuando corren en Argentina. Los chicos de la F3 Metro que andan adelante y ganan, vuelan, y una vez que van afuera, también andan muy bien”.
Y describe un Fórmula Ligier, esa categoría en la que está peleando el campeonato con Irazú: “El auto de la Ligier es más potente que un F3 Metro, tiene caja secuencial con paddle-shift, con chasis de fibra de carbono. El torneo es muy competitivo, con 18 autos promedio por fecha, con seis citas en el año y fechas que a veces tienen tres carreras por fin de semana, y otros dos, y está muy bueno para un primer paso, con un presupuesto medianamente accesible”.


D’ambrosio tiene un sueño… americano. El de guiar a pilotos argentinos que quieran hacer carrera en la tierra del Tío Sam. “Es un mercado muy atractivo, y repito, menos complicado que el europeo. Los valores son muy similares y es algo que un chico de 16, 17 años tiene que hacer como experiencia”, señala con entusiasmo.







