Jorge “Bombero” Pelliccioni: una voz eterna en los boxes

Desde Firmat al país, el “Bombero” Pelliccioni construyó una vida entre radios, pistas y pilotos, con la misma pasión que el primer día.

Hablar con Jorge “Bombero” Pelliccioni es entrar a un mundo donde la radio, los motores y la pasión se mezclan en un mismo pulso. Es un hombre que caminó miles de kilómetros en boxes, que escuchó y narró los momentos más vibrantes del automovilismo argentino, y que hoy, a sus 73 años, mira todo su recorrido con emoción.

“Mi nombre, para todo el mundo, es ‘Bombero’, pero si me dicen Jorge o Pelliccioni, solamente me lo pueden decir donde yo vivo, donde yo tengo radio de FM, que es en Bigand, Provincia de Santa Fe, o en Firmat, que es mi ciudad nativa, que queda a 50 kilómetros. Para todo el mundo soy el ‘Bombero’”, cuenta.

La historia comenzó temprano, en Firmat, cuando todavía existían las radios de circuito cerrado. “Yo arranqué cuando tenía 20 años… Ahí arrancamos haciendo un programa deportivo, en el que había fútbol, había automovilismo, había todo. Y en 1977 ya comencé a hacer automovilismo en una radio de Rosario, ahora Radio 2… En la época de Reutemann en Europa”. Desde entonces, nunca más dejó esta profesión que desarrolla con tanta pasión y dedicación.

Mientras crecía profesionalmente, también construía lo suyo: “Tenemos nuestras propias radios familiares, dos radios de FM… En la semana estamos a pura radio, hablamos absolutamente de actualidad”, relata con orgullo.

Pero hubo un momento clave en su carrera profesional: su llegada al equipo periodístico deportivo de Vuelta Previa. “Arranqué en julio, prácticamente a los 6, 7 meses que arranca Vuelta Previa, así que llevo 31 años y medio al lado de Luis Cali, en forma ininterrumpida”. El primer circuito donde Bombero comenzó a trabajar en el automovilismo fue en el de Posadas, Misiones, cubriendo una fecha del TC2000.

Recuerdos que quedarán marcados para siempre

Cuando se le pregunta por esos instantes que lo atravesaron en lo personal, no duda: “Obviamente no nos podemos olvidar del accidente hace exactamente 14 años atrás, en este caso de nuestro querido piloto de Las Parejas, justamente en Balcarce, de Guido Falaschi estoy hablando”.

También recuerda otro golpe al alma: “Cuando nos enteramos del accidente y la muerte de Rubén Luis Di Palma. Son momentos difíciles de poder olvidarlos”.

Y entre las emociones fuertes, también aparece la historia del retiro del Flaco: “El día que se retira Juan María Traverso, me acuerdo que fue en Olavarría. Dijo: ‘No corro la serie’. No entendíamos nada, estaba corriendo con un Torino para ese entonces, dijo no corro más, fueron momentos para recordar”.

El periodista que quería que el oyente escuche primero

Para el “Bombero”, la prioridad siempre fue el público y la parte que más le gusta es ir a la grilla, estar en ese momento que faltan segundos para largar. Además, otra de sus partes favoritas, es cuando llega el piloto al parque cerrado y poder decirle: “Te felicito”. Que la gente pueda escuchar al piloto. “Siempre mi primacía era que, apenas llegara, poder ponerle el micrófono al autor de la pole, al ganador de una serie, de una carrera o de un campeonato y que el oyente lo escuchara”, asegura.

Con tantos años de trayectoria y camino recorrido expresa que, como oyente, le gustaba que cuando apenas terminaba algo poder escuchar al protagonista. Su niño interior, ese que escuchaba la radio esperando la voz de la figura, nunca dejó de acompañarlo.

El cierre de una etapa

Hoy, después de tantas décadas, Pelliccioni comienza a bajar revoluciones. Dentro de un par de semanas dejará de caminar los boxes y las pistas. “Son muchos años de caminar los boxes, el trabajo de Vuelta Previa, agradecido siempre con Luis Cali, quien me dio esta gran posibilidad, son muchas horas de trabajo entonces por allí. Siento ahora la tranquilidad de decir, bueno, quiero empezar a disfrutar. Me va a costar, estoy ahí con un sentimiento un poco cruzadito, voy a extrañar mis compañeros, tantos viajes juntos, de compartirlos”, indica.

Aunque seguirá trabajando con su radio, Jorge no dudó en afirmar que en cuatro o cinco carreras de Turismo Carretera al año asistirá, en autódromos que le gustan mucho como el de La Pampa, Termas o Paraná. Pero como él siempre dice, ya no será corriendo detrás de los autos y los pilotos. “Toca descansar un poco y estar más con la familia, lo quiero disfrutar. Durante 30 años no existieron los Día del Padre, Día de la Madre, los cumpleaños”, expresa..

Por qué “Bombero”

El apodo nació en 1994, en una carrera de TC2000 en el autódromo de Buenos Aires, cuando Pellicioni hacía el móvil para Vuelta Previa. En plena transmisión, el auto de Luis Soppelsa se prendió fuego y él, desesperado por la ausencia de asistencia, comenzó a gritar: “¡Bomberos, bomberos acá por favor!”. Ese pedido quedó grabado.

Poco después, otra situación similar ocurrió en Río Cuarto, con un auto de Turismo Nacional incendiado mientras él estaba solo en ese sector con el piloto. Y más tarde, en La Pampa, vivió una escena aún mayor: siete autos prendidos fuego en el Supercar, y él corriendo para ayudar y pedir auxilio.

Así, entre urgencias reales y su voz reclamando a los bomberos, el apodo quedó instalado para siempre. Durante un tiempo incluso dudó si él atraía la mala suerte. “¿Seré yo?”, pensó alguna vez sin comentárselo a nadie, ni a su familia. Pero con los años y sin más incendios, entendió que no, simplemente había estado en el lugar donde más se lo necesitaba. Así nació el “Bombero”, un apodo que lo acompaña desde entonces y que ya forma parte de la historia del automovilismo.

El consejo final

Antes de despedirse, Jorge deja un mensaje para quienes sueñan con este camino: “El consejo es fácil. Es animarse y encarar, seguir lo que sienten, acercarse, escuchar mucho, escuchar radio, ver televisión. Ese es el consejo, porque nada es difícil”.

Jorge “Bombero” Pelliccioni es de esos hombres que le dieron voz al automovilismo cuando no existían redes, ni transmisiones en vivo, ni cámaras en todos lados. Un tipo que hizo de su oficio una forma de vida. Y que seguirá, cada tanto, volviendo a la pista donde siempre fue feliz y tantos aprendizajes dejó.