Historias mínimas

Viviana Sabga: la mente detrás de los sueños en pista

Licenciada en Psicología y apasionada del automovilismo, Viviana acompañó a muchos pilotos desde sus primeros pasos hasta el alto rendimiento.

En cada carrera, la licenciada Viviana Sabga (MN 55488) observa cronómetros y posiciones, pero también miradas, gestos, silencios.

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Desde hace más de una década, esta psicóloga deportiva nacida en Buenos Aires, donde muchos años de su vida vivió en Villa Martelli, una localidad del Partido Vicente López, hoy dedica su vida a acompañar pilotos en el camino más complejo del automovilismo con sensibilidad, experiencia y amor por lo que hace: el mental y emocional.

“Soy una apasionada de lo que hago”, dice con emoción. Su entusiasmo se percibe en cada palabra, en su forma de hablar con los niños de ocho o nueve años que llegan con los ojos llenos de sueños y cascos más grandes que ellos. “Me encanta trabajar con los más chiquitos, acompañarlos en esos primeros pasos y, también, ayudar a sus familias a entender cómo es este proceso tan exigente”.

Antes de llegar a la pista como profesional, Viviana ya conocía ese mundo desde otro lugar: el de una madre. Su hijo Emiliano Caratozzolo corrió desde muy pequeño y fueron esos años de fines de semana entre boxes, motores y nervios los que le mostraron la importancia de la preparación mental. “Entendí que había un espacio muy grande de trabajo para un psicólogo deportivo que entienda del automovilismo, que sepa cuáles eran las dinámicas, las variables que se dan en un fin de semana de carrera”, recuerda.

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Junto a su hijo Emi.

La vida, sin embargo, le pidió paciencia. Empezó a estudiar Psicología en los años ’80, pero debió postergarlo por razones familiares. Años después, retomó la carrera en la UBA, mientras criaba a sus hijos. “Estudiaba de noche”, cuenta. En 2012 se recibió de psicóloga clínica y luego se especializó en psicología deportiva de alto rendimiento. En 2014, por fin, llegó al lugar donde disfruta plenamente y día a día de su profesión.

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Desde entonces, acompañó a innumerables pilotos de karting, otros que en la actualidad están en el TC Pista, Turismo Carretera y fórmulas nacionales. Pero uno de los nombres que más la marcó fue el de Franco Colapinto. “Tuve el honor de trabajar con Franco en sus primeros pasos, cuando estaba en categoría promocional y Pre Junior, allá por 2014 y 2015. Fue una etapa hermosa, llena de aprendizaje”, expresa con orgullo al contar esa etapa de su carrera acompañando al actual piloto argentino de Fórmula 1.

Viviana también acompañó en su formación al joven piloto cordobés Marco Dianda, de Guatimozín, quien hizo historia al ganar una carrera en las TC Pista Pick Up con tan sólo 17 años, el más joven en lograrlo, además de competir actualmente en el TC Pista. Fue parte de su crecimiento deportivo y personal, siendo parte de cada paso de su carrera.

Su vínculo con el automovilismo viene de familia. Hija de un mecánico apasionado por los autos. “Con mi papá mirábamos carreras de Fórmula 1, la época de Reutemann, en mi adolescencia, siempre en casa se miraba automovilismo”, dice entre risas.

Las anécdotas que guarda son muchas, pero hay una que aún la emociona. “Fue con mi hijo, cuando ya era piloto profesional. En una carrera complicada, le pedí que se olvidara de que yo era su mamá y pensara que era su psicóloga deportiva. Le di una estrategia para resolver una situación difícil. Fue a la carrera, ganó los dos campeonatos ese año. Al final se me acercó, me abrazó y me dijo: ‘Gracias, mamá’. Te lo cuento y me re emociono, esa fue la experiencia más difícil y amorosa al mismo tiempo que tuve que atravesar como psicóloga deportiva en una carrera”. Entre la mamá que acompaña y la psicóloga que guía, Viviana encontró el punto justo donde el amor y la profesión se abrazan.

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La doc entiende que su trabajo no se trata solo de controlar la ansiedad o fortalecer la confianza, sino de formar personas. Por eso, trabaja también con los padres y abuelos de los pilotos. “Este es un deporte en el que todos deben remar para el mismo lado. A veces hay que enseñar que ganar no siempre es subir al podio: ganar es seguir aprendiendo”.

Hoy, a los 62 años, continúa viajando por el país, asistiendo a competencias, acompañando a jóvenes talentos, a promesas del automovilismo y celebrando cada pequeño avance como una victoria. “Siento que cuando se hace esa conexión con el piloto, cuando nos entendemos con la mirada, el resultado ya está. Lo importante es que el trabajo esté hecho con el corazón”.

Con tantos años de trayectoria y camino recorrido, si algo define a Viviana Sabga es justamente eso: la pasión, la humanidad y la calidad humana con la que enseña; como en la vida, la mente también corre su propia carrera.

Morena PEREZ NIETO
Por Morena PÉREZ NIETO
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